Fuente: expok 16 de marzo 2021 By Corinna Acosta
Tomando las lecciones de la COVID-19, como diseñadores e innovadores, la pregunta es ¿puede el diseño “cambiar” a las personas, o son las personas las que “cambian” el diseño? Es el debate del huevo y la gallina. Sin embargo, cinco cosas han cristalizado nuestro pensamiento hacia una respuesta climática considerada y eficaz.
Lecciones de sustentabilidad
1. Simplificar lo complejo: el economista conductual Daniel Kahneman teorizó que el cerebro humano posee dos sistemas de procesamiento diferentes, el experiencial -emotivo e instintivo- y el analítico -que requiere un esfuerzo más lento y cognitivo para emitir un juicio racional. Por ejemplo, el mensaje del gobierno del Reino Unido “Manos, cara, espacio” (hands, face, space) utilizó la regla de tres y la rima para simplificar tres intervenciones que la gente debía emplear para limitar la transmisión viral. La misma mecánica debe emplearse en las iniciativas sobre el cambio climático para apelar a nuestros perezosos procesos del sistema 1 y convertirlos en acciones positivas.
2. Hacer visible lo invisible: la COVID-19, como un gas de efecto invernadero, es invisible a simple vista. Pero debido a la cobertura mediática saturada y a las comunicaciones emotivas, la amenaza oculta se siente omnipresente. Tenemos que hacer tangibles las causas del cambio climático para que la amenaza se tome en serio.
3. Un llamado urgente a la acción: debido a la repentina y grave aparición de la COVID-19, la pandemia se ha considerado como una afección mundial aguda que exige una intervención inmediata. Los líderes mundiales tomaron medidas decisivas y radicales de la noche a la mañana. En cambio, la condición crónica del cambio climático no suscita la misma respuesta instintiva de “dejarlo todo y centrarse en esto”. Visualizar un conjunto de números críticos, comunicar los signos vitales del planeta que se están deteriorando y estimular la acción colectiva inmediata.
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