By Lic. Mariano Villani
Presidente de Alatur
Uno de los formatos más frecuentes del turismo rural
responde a la modalidad de “escapadas”.
Los turistas eligen escapar de las grandes ciudades en búsqueda de entornos turísticos
rurales que nuestro país ofrece en toda su extensión. Existe entones una
concentración de propuestas cercanas, a tiro de viaje en auto desde las grandes
ciudades hacia localidades en Buenos Aires, Córdoba, Rosario, en un rango de 300
km aproximadamente, que siempre tienen más posibilidades de ser visitadas. Las
preferenciales, que se encuentran a 100 km, alardean de que “no se necesita más que un termo de mate
para llegar a destino”. Este mapa preferencial del turismo rural amplía sus límites con la aparición de las nuevas líneas aéreas económicas, llamadas
lowcost, que despegan ante la mirada
atenta de los prestadores del interior ya que la posibilidad de viajar barato y
rápido federaliza las chances de hacer turismo rural en otras provincias y
destinos. Por ejemplo, una pareja de jóvenes profesionales planean hacer
enoturismo y visitar el proyecto vitivinícola denominado “Costa y
Pampa” emplazado en Chapadmalal, Provincia de Buenos Aires, que les llevaría
4 horas y media de manejo a destino. Sin embargo, el tiempo en turismo es un tema
jugoso y en este punto las lowcost juegan el rol clave: en avión nuestros
turistas llegarían a Mendoza, cuna del buen vino y emblema de la
vitivinicultura argentina, en menos de 2 horas de vuelo. Los nuevos jugadores
del mercado aerocomercial doméstico modifican el escenario, influyen en los precios de los tickets que se
reducen hasta alcanzar equivalencias en la economía del viaje y las motivaciones y modalidades de turismo
rural se reconfiguran completamente en el territorio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario