Si bien nuestras circunstancias académicas o laborales pueden ponernos frente al “dilema” de tener que considerar la necesidad de ponernos a aprender el idioma, el hecho de encontrarnos en latitudes distantes respecto de los países de habla Inglesa, genera en nosotros una especie de negación frente a la urgencia de dominar el idioma debido, entiendo yo, a una falta de necesidad constante e imperiosa como se manifiesta en países que se encuentran en la periferia de aquellos que tienen al Inglés como lengua oficial.
Años atrás, una necesidad de combatir a lo que en aquel entonces se vivía como un imperialismo invasivo era la razón por la que muchas personas ofrecían una gran resistencia al aprendizaje del idioma. Sin embargo, hoy en día nos encontramos con situaciones que responden más a una problemática personal que social.
¿Qué sucede en la infancia?
Como ya sabemos, gracias a la luz que la psicología ha brindado, los chicos desde aproximadamente los 5 años hasta la adolescencia, tienen toda la libido puesta al servicio del aprendizaje lo que en gran medida facilita nuestra tarea como docentes. Imaginen toda la energía que posee un individuo desde el plano sexual abocada casi en un 100% a la necesidad de aprender. Es por eso que como adultos nos vemos expuestos también a interminables sesiones de “por qués?”. Esto se debe a que sus cerebritos están asciendo la cultura con cada una de sus preguntas. Resulta ser, entonces, de suma importancia que los adultos estemos dispuestos a contestar los más fielmente ya que dichas preguntas están nada más y nada menos que gestando el futuro de nuestros hijos ya sea desde el plano de sus elecciones laborales futuras como así también su posibilidad de elegir en el amplio abanico de ofertas de cualquier índole que existen en este mundo.
Es esta focalización que sucede en los niños respecto del aprendizaje, y que también se logra en su estado más óptimo cuando las realidades familiares así lo permiten, que provocan en nosotros la sensación de que el aprendizaje es siempre más efectivo en esta etapa. Así mismo, es un hecho que nuestra psiquis se encuentra libre de presiones, obligaciones, prejuicios y el autoconocimiento de nuestros límites lo que hace de nuestro aprendizaje un proceso más espontáneo y menos cuestionado.
Viéndolo de esta manera podemos pensar que como adultos nuestros resultados podrían ser inferiores, sin embargo la realidad nos muestra que también podemos alcanzar grande metas.
Como adultos contamos con una herramienta más que poderosa que es el pensamiento lógico formal que nos permite allanar el camino del aprendizaje de una manera más veloz y efectiva. Dicho pensamiento nos permite “analizar, argumentar, razonar, justificar o probar razonamientos. Se caracteriza por ser preciso y exacto, basándose en datos hipotético o en hechos. El pensamiento lógico es analítico ya que divide los razonamientos en partes y racional, sigue reglas y es secuencial vale decir es lineal, va paso a paso.”
Estas características que se instalan a partir de los 12 años, por un lado agilizan el proceso pero a su vez a diferencia de los niños que no se cuestionan, generan en los adultos la necesidad de pasar todo absolutamente todo por este tamiz.
Por un lado este análisis exhaustivo permite aprender con mayor velocidad pero por otro resulta presentarse como el peor enemigo cuando nos confrontamos con una de la característica de los idiomas: la arbitrariedad.
¿Por qué tengo que usar “Do o Does” cuando en Castellano no es necesario?; ¿Por qué no puedo negar usando simplemente “No” como lo hago en mi legua madre?; ¿Cuándo uso “in”?; ¿Cuándo uso “at”?; ¿Cuándo uso “on”?; ¿Por qué “get” tiene tantos significados?;¿Por qué no “arrive to” si me suena más y me tengo que acordar de usar “in” o “at” para combinarlo? Éstas y tantas otras son las preguntas que a diario recibimos los docentes cuando tenemos un público adulto que indefectiblemente hace el recorte de la realidad a través del pensamiento lógico-formal. La gran ventaja de este poderosísimo instrumento es que realiza un abordaje exhaustivo del objeto de estudio. Es esto precisamente lo que permite que en mucho menor tiempo logremos avanzar en los contenidos y que nuestros alumnos en la edad adulta alcancen desarrollar recursos lingüísticos eficientes con mayor celeridad que lo que le llevaría a un niño.
Resumiendo: En la infancia es nuestra inmadurez neurológica la que interfiere en el avance veloz, mientras que en la edad adulta es el análisis de cada una de las estructuras lo que provoca la dificultad. No obstante ello en el período de la infancia es esa misma inmadurez lo que nos permite a través de la repetición constante lograr asir el objeto de estudio sin cuestionamientos del mismo modo que lo hacemos en la edad adulta con nuestra poderosa herramienta: el pensamiento lógico formal.
Nilce Lizárraga -Miembro de Alatur
Nilce Lizárraga -Miembro de Alatur
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